ALGUNAS IMÁGENES DE LA IGLESIA DESDE DISTINTOS ÁNGULOS
VISTA DE LA TORRE DESDE LA ENTRADA POR LA AUTOVIA |
IGLESIA ANTES DE LA OBRA DE LA PLAZA |
PLAZA MAYOR Y PUERTA AL CAMPANARIO |
RETABLO DEL ALTAR MAYOR
Es obra del escultor Juan de Bueras y el pintor Lorenzo
Puga. Data del año 1586.
Se inscribe en los cánones renacentistas. Se sustenta en cuatro metopas con relieves de
la Pasión: Jesús ante Pilatos, el Ecce
Homo, Jesús camino del Calvario y el Descendimiento. Sobre ella un friso
enmarcado entre cornisas y ménsulas, con elementos paganos, como
doncellas. Esta mezcolanza de elementos
paganos y cristianos formaban parte de la nueva teología Renacentísta.
El Cuerpo Central queda constituido por cinco calles
separadas por seis columnas. La calle central es de doble anchura que las
laterales. El sagrario tiene tres lados
ricamente decorados con escenas de la Última Cena, la Resurrección en la
Portada y San Pedro cortándole la oreja a Marco. Sobre el Sagrario se levanta el
expositor. Entre cuatro columnas
corintias con escenas de la Pasión. Como
telón de fondo y sostenido por unas volutas, hay dos matronas que sostienen en
sus manos unas guirnaldas de flores.
Cuatro hornacinas contemplan el cuerpo central con las imágenes de los
cuatro evangelistas. Este conjunto y el
de los Santos Patronos constituyen la parte más noble del retablo y completando
esta banda imágenes de Santa Lucía y Santa Catalina.
El segundo cuerpo es muy semejante al primero: la calle
central exhibe las imágenes de San Facundo y San Primitivo, a ambos lados San
Miguel Arcángel dominando a Lucifer; San Benito, Santo Domingo de Silos y San
Juan Bautista. Los faldones colocados a
la derecha lleva la talla de Santa Águeda y otra que no se ha podido
identificar, podría ser Santa Casilda.
Todo el cuerpo se completa con un friso y una gran cornisa.
El tercer cuerpo ocupa solamente la parte correspondiente a
la calle central, donde se representa la Asuncion de Nuestra Señora. Hasta hace poco unas pinturas al fresco que
representaba a Jerusalem, cubrían el muro hasta alcanzar la bóveda.
RETABLOS DE SAN ANTON Y ANIMAS
El de San Antón decora el testero de la nave lateral
derecha, de estilo Barroco y con algunos detalles Churriguerescos. Lo forman tres cuerpos, el inferior con un
Sagrario de madera con dos tablas pintadas alusivas a las tentaciones de San
Antonio. Completan la predela dos
ménsulas barrocas doradas y estriadas.
El cuerpo central está ocupada por un lienzo con la imagen de San Antón
que lleva un libro en la mano. La
pintura es de estilo barroco y tenebrista y de autor desconocido. Una pequeña imagen de San Sebastián algo
descolorida, ocupa la hornacina. Para
ocultar el deterioro del lienzo de san Antón se ha colocado en primer plano una
imagen de San José, donada a la Iglesia.
El de las Ánimas, de la misma hechura y fábrica que el de San
Antón, podría pertenecer al mismo autor.
Hoy se conoce como el Altar de la Virgen del Carmen, pues es Ella quien
lo preside, donde antes había una
pintura de San Gregorio. En sus extremos
se situan sendos relicarios, en la predela, se halla el Sagrario.
RETABLO DE LA VIRGEN DEL ROSARIO Y SAN ISIDRO
El de La Virgen del Rosario: con toda probabilidad este
retablo proviene de alguna de las
Ermitas que había en el pueblo, se llama así por ser esta Virgen quien
lo preside. Es de factura tardo-renacentista. Su estructura de tres cuerpos con
tres calles, a ambos lados San Antonio de Padua, con el niño Jesús en brazos y
una estatua del Resucitado, que sale en
procesión acompañando a la Dolorosa, el cuerpo superior mantiene el mismo
esquema. En una hornacina está San
Francisco penitente, que es la única imagen que parece corresponder a este
retablo. A sus lados dos tablas, una de San Juan Bautista y otra la visitación
de la Vigen a Santa Isabel.
El deSan Isidro, donde antes estaba este Santo, ahora sobre
una peana en la pared. En los últimos
tiempos se levanto el cuerpo central para darle mayor altura. La estatua de San Gregorio, que adorna la
hornacina del cuerpo superior y dos tablas pintadas, una de San Sebastián atado
a un árbol y otra de San Gregorio. En el cuerpo central se encuenra la estatua
de San Roque y la de San Andrés apostol y al quitar a San Isidro se ha colocado
una figura de Santiago donada por el Grupo de Danzas de la localidad.
FACUNDO Y SAN PRIMITIVO,,
Mártires
(Siglo IV, P. C.)
Los santos Facundo y Primitivo, hijos de san Marcelo, centurión romano, fueron martirizados, gobernando en Galicia Ático el cual mandó pregonar un sacrificio público a una estatua del sol, que estaba en la ribera del río Cea, y era tenida en mucha veneración por toda aquella comarca. Al llegar el día señalado para el sacrificio, se juntó mucha gente, el mismo Ático, para dar ejemplo a los demás, hizo su adoración, y como era el gobernador, todos los demás le siguieron, menos Facundo y Primitivo, que no se quisieron hallar presentes en el sacrificio. Mucho sintió esto Ático; los mandó prender e interrogar, y después de varias preguntas y respuestas, entendiendo que perdía el tiempo en quererles persuadir que adorasen a sus falsos dioses, determinó darles atroces tormentos. Les quebraron los dedos de las manos, les lastimaron cruelmente las piernas, apretándoselas con una manera de cepo que como prensa se iba cerrando poco a poco; y así fatigados por una parte de los tormentos, y por otra consolados y alegres por ver que padecían por Cristo, les mandó Ático llevar a la cárcel.
Para tentarlos y probar si con blandura y regalo les podría atraer a su voluntad más fácilmente que con tormentos, les envió ricos manjares, que los dos santos hermanos no quisieron recibir; y Ático, teniendo esto por desacato é injuria, encendido de cólera y furor, los mandó echar en un horno encendido, donde estuvieron tres días con mucho alivio y refrigerio.
Pretendió matarlos dándoles ponzoña en la comida, y los santos, cuando se la trajeron, entendiendo lo que venia en ella, dijeron: « Nosotros no habíamos de gustar esta vianda, porque bien sabemos lo que hay en ella; pero para que Ático se desengañe y se manifieste más la virtud de Cristo, a quien servimos y adoramos, la comeremos toda.» Hicieron la señal de la cruz sobre ella y la comieron, y el veneno perdió su fuerza por virtud de la santa cruz y de aquel Señor a quien todas las cosas obedecen. Cuando vio esto el que había aparejado la Ponzoña, quemó sus libros y se hizo cristiano.
Todo esto era echar aceite en el fuego y abrasar más el corazón empedernido de Ático, el cual comenzó de nuevo a atormentar a los dos santos hermanos, despedazando carnes, sacándoles los nervios con garfios de hierro, echándoles aceite hirviendo por todo su cuerpo, Pegándoles hachas encendidas a los costados, y derramando en las bocas cal viva, mezclada con vinagre; no se contentó el impío tirano con esta tan desaforada é impía crueldad; el mismo Ático dijo: «Cegadlos, porque me turban cuando me miran. » sufriendo este martirio con gran constancia y mansedumbre, le dijo uno los santos: «Mejorado nos has la vista, pues vemos ahora con solos los ojos espirituales.»
Estando sangrientos y llagados fueron colgados de los pies, y saliéndoles mucha sangre por las narices, los verdugos los dejaron por muertos; al cabo de tres días fueron hallados vivos con sus ojos enteros y claros, y las llagas sanas como si nunca hubieran sido atormentados. Mandó Ático desollarlos vivos; y ejecutándose este tormento, uno de los que estaban presentes dio grandes voces, diciendo: «Veo bajar dos ángeles con dos coronas en las manos.» Entonces Ático, turbado, dijo como por escarnio: «Cortadles las cabezas, para que ellas vayan a buscar esas coronas.»
Su martirio fue el 27 de noviembre, cerca del año 304.
Sus cuerpos fueron sepultados por los otros cristianos en el mismo lugar donde fueron martirizados, junto al río Cea.
Hacen mención de tos santos mártires el Martirologio romano, y Vaseo y Marineo Sículo. (P. Ribadeneira.)
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